DENTRO DE MÍ, EN LO MÁS PROFUNDO...


¡Hola queridos locochones! Voy a dejar de disculparme tanto por mi ausencia por estos lares, la razón siempre es la misma y pues para qué repetir tanto… Igual y como dice mi querido Joaquín Sabina en una de sus canciones “no pido perdón… ¡para qué si me va a perdonar porque ya no le importa!”, yo sé que a ustedes tampoco les importa.

En mi última entrada, les dije que iba a escribir la segunda parte de mi experiencia conciertera en Manu Chao. Sí la empecé a escribir, pero luego de un mundo de cosas, decidí absolutamente no publicarla. Lo que les puedo decir es que de aquel día me queda la emoción de haber vuelto a ver a Manu, haber bailado y cantado sus canciones a grito herido y bueno… Mucha tierra.

Fui al concierto del Cuarteto de Nos, pero ese relato se los quedo debiendo porque hoy vengo con otra cosa.

Llevo dos días tratando de escribir esta entrada, en verdad no se imaginan lo mucho que me ha costado... Después de tachar, borrar, y editar un montonón de hojas decidí mejor no terminarla. Las razones son varias, pero principalmente es porque no puedo permitirme escribirles una sarta de mentiras... Así que mejor les dejo esta canción de Iniesta que resume en casi siete minutos mi existencialismo.


Antes de irme, ¿si vieron? La Florencia se puso guapa luego de otro año de existencia. Desempolvó los sueños enterrados, se armó con toda para hacerle frente a los fantasmas, a los miedos y a los demonios, ¡lista para salir y luchar!... Dispuesta a ir por donde sus botas quieran que vaya.

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