NO, NO ES MI CULPA

Yo también he sufrido violancia de género , como esa vez a los 9 años, cuando saqué a pasear a mi perro y un tipo que estaba a unos 5 metros de mí, se bajó los pantalones y empezó a tocarse. O a los 13 años cuando bailaba ballet y la profesora nos decía que no podíamos comer ciertas cosas para tener un cuerpo ideal, porque gordas no. O a los 14, cuando un hombre que podría ser mi abuelo me pidió ayuda para encontrar una tienda y durante todo el camino empezó a coquetearme, a decirme que él podría mantenerme y al llegar al lugar me cogió la mano y me dijo “que la edad no importaba”. O esa otra vez a los 19, cuando usé por última vez mi vestido favorito porque a media cuadra de mi casa a eso de las 7 pm un tipo en bicicleta pasó y me cogió el trasero. O también a los 19, cuando el novio que tenía me dijo que me trataba mal porque quería que me alejara de él y ya no me soportaba. O esa vez a los 22 cuando otro novio que tenía me llamó una mañana a insultarme por haber terminado con él. O esa otra vez a los 23 cuando un cliente de mi mamá que era terriblemente anciano me insultó porque me negué a aceptar sus regalos y a salir con él. O a los 24, cuando el novio que tenía entonces me dijo que era una “mal criada” (que no me había criado bien) porque solo me habían criado mujeres. O a los 25, cuando un tipo que conocí en el extranjero (que pensé era amigo mío) empezó a pedirme “fotos sexies”. O la cantidad innumerable de veces que me han gritado cosas en la calle por andar en falda o en vestido. O esas otras que me han preguntado si “estoy en mis días” por estar de mal genio. O las otras tantas en las que gente cercana me explica todo con plastilina porque piensan que no voy a entender... O cuando han tomado decisiones por mí sin siquiera consultarme. Y la máxima, cuando “el amor” parecía la excusa perfecta para permitir comportamientos no sanos en una relación. Al final de esas y muchas más historias he salido bien librada, pero, ¿y si no hubiera sido así?

NUNCA DEJEN QUE LES LLORE LA LIBERTAD